Devocional - 15 de diciembre

November 22, 2024 7:00 PM

Devocional
Serie “La promesa de navidad”
Tercer Capítulo
Por Pastor Oscar Villalta.

Isaías 9:4 Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián. 5 Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego. 6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

El poder es un interés común en todo el mundo y todos en algún momento de nuestras vidas hemos tenido el deseo de tener poder en cualquier sentido de la palabra, algunos buscan el poder en el lugar de trabajo, poder económico, poder en gobiernos, poderes espirituales, pero incluso en nuestras iglesias hay personas interesadas en tener poder. 

El día de hoy hablaremos del poder, primero del que existe fuera de Dios, cuando el poder proviene de lo material o de lo natural, de lo cotidiano, o de lo humano, es un poder limitado. El ejemplo palpable para esto es el rey Acaz, quien tenía poder dado naturalmente por un reinado sobre una de las tribus de Israel pero al no buscar el consejo de Dios todo lo que hacía era infructuoso. Al contrario con el rey Ezequias quien buscaba el consejo de Dios y era próspero en sus decisiones y movimientos gubernamentales.

Es por eso que es importante meditar en qué poder se mueve nuestra vida, o más importante que poder anhela nuestro corazón, porque es allí donde encontraremos la dirección de nuestros pasos en el presente y para el futuro.  
Pero el Dios de la biblia es capaz de guiar nuestros pasos en la mejor dirección, Dios es capaz de perdonar nuestras fallas, el poder de Dios es capaz de cambiar nuestra mala forma de vivir y dar a nuestra vida un sentido único de vida agradandole a Él. El poder de Dios es un poder ilimitado, trascendente e infinito te invito a que puedas hacerle un espacio en tu vida en tu corazón.
Oramos, Padre gracias por la promesa de tu hijo, gracias por la promesa de su poder en nuestras vidas ayúdanos a vivir moviéndonos en tu amor y en tus proezas, amen.